Cambiaré el mundo

Llevo tiempo queriendo cambiar el mundo. Estoy loco, como esos que un día creyeron que podían hacerlo y lo hicieron. He fundado muchas cosas y aún sigo creyendo que me falta fundar una más, la definitiva. Mi atmósfera comienza a ser irrespirable porque puedo vivir en ella incluso sin aire. Y yo siempre quise tener de sobra para que soñar no fuera un juego de niños ilusos. Me ahogo.

image

Lo haré, recopilaré los trozos de mil y un naufragios y no flotaré, volaré. Mis propósitos no valen, han sido demasiado vagos hasta la fecha, demasiado insulsos, demasiado parecidos a los del resto, que se rinde o los desecha. Maldito entorno, te condiciona tanto que ahoga a la esencia. Como sigo vivo sin aire he llegado a creer que esto es vivir. Y el aire que yo quiero, el que te sostiene en pleno vuelo, es tan caro que sólo se puede comprar si careces de miedo a perder o a gastar. Y qué miedo he tenido siempre, qué miedo a que duela, como si el dolor matara más que el miedo a sentirlo.

Algún día escribiré una frase de esas de sobres de azúcar, de esas que cuando les pones el punto estás deseando pronunciar. Algún día encontraré la palabra mágica y mi idea brillante. Y dejaré de parecerme tantísimo a lo que quiero ser. Estaré loco y lo seré. Voy a ser inolvidable, voy a pisotear mi comodidad y probablemente la tuya, voy a dejar huella. No me vas a olvidar, no te dejaré hacerlo. Tu artista favorito se esforzó por ti, su talento emergió para ti. Se volvió loco porque confió en sí mismo y supo que su riesgo podía llegar a ser tu mayor satisfacción. Cambió tu mundo porque quiso cambiar el suyo. Quiso y lo hizo. Tenía fuerza y la empleó. Fue un niño iluso que confió no sólo en sus armas, sino en su poder para conseguir las que le hicieran falta. Y ahí está, en la pared de tú habitación, en tu lista de prioridades, en tu forma de disfrutar de la vida. Se ahogó en el aire más limpio posible porque no le valía para volar. Creó el suyo propio, lo respiró y se convenció. Y ahora respiras con él. Y yo me ahogo.

Un día se quedó dormido en el sofá y al despertar escribió una idea. Meses después un estadio abarrotado cantaba el producto de esa siesta. Consiguió aislarse del veneno que te dice que la gloria es para otros y lo hizo, cambió el mundo, transformó una voluntad en un logro. Quería llegar a cientos, a miles, a millones… y precisamente por eso, porque quería hacerlo, lo hizo. Y cuánto me alegro de que se lo creyera, cuánto os alegráis todos de que lo hiciera.

Que la vida es finita es tu aliciente y el mío. Que posponer tus deseos te penaliza es tu descubrimiento y mi ausencia de aire. Y ahora que me ahogo, me motivo. Yo quiero cambiar el mundo y no estar de paso, quiero incidir además de participar, quiero crear además de usar, quiero enseñar después de aprender, quiero arriesgar incluso sin haber ganado. Quiero ganar. Pequeñas victorias y grandes revoluciones, pequeños estímulos y las más grandes recompensas. Quiero seguir viendo mejorable lo perfecto y así elijo yo vivir, con la ambición más grande posible. El mundo es de los locos, de los que renuncian a sobrevivir para poder VIVIR. El mundo es de los valientes, de los que se atreven a llorar de pena para encontrar la alegría. El mundo es de los apasionados, de los que que quieren ser vistos y escuchados. El mundo es de los dulces, de los que también saben ser salados. El mundo es de los esforzados, de los que duermen menos de lo que les gustaría. El mundo es de las minorías, de los que buscan ser diferentes. El mundo es de la gente, de la que tú y yo tenemos enfrente. El mundo es inmenso. Y tú eres intenso.

Me ahogo, me falta tanto para ser uno de esos que cambian el mundo que me ahogo. Y ojalá siga vivo sin aire, porque algún día alguien buscará mi huella en sí mismo y habré ganado. Algún día me iré y seré recordado.  Yo nunca quise ser uno más, qué locura.

Deja un comentario