Momentos

Construye un momento, un momento finito con hora de cierre. Y dile adiós, dilo antes de empezar para que nunca pierdas la noción del tiempo, que pasa y no vuelve jamás.

Huye de ti mismo, sepárate de ti y sé tu momento, el escenario de tu momento, los olores de tu momento, la sensación de que nunca existieron otros momentos. Piensa en tu momento, en cómo fueron otros momentos que ahora inspiran irremediablemente este nuevo momento, el único que habrá llegado a existir cuando haya acabado.

¿Conocéis la sensación? Me refiero a eso que te quema por dentro, que te hace temblar de frío cuando pasa de darte miedo a que te dé miedo que pase. Cuando deja de ser futuro y es presente y entonces ya tienes miedo de no saber soportar que, en algún momento, ese momento será pasado.

Ojalá hubiera sabido atrapar alguno de esos momentos en que pensaba que no podría haber uno mejor. Ahora ni me acuerdo del escenario ni me acuerdo del olor. Sé que existieron por las cicatrices, por las veces que he cambiado de reloj. Y se han ido, no se adónde pero son momentos. Todos y cada uno de ellos pudieron llegar a cambiarme la vida, de hecho lo hicieron.

Momentos

Y aquí estoy, construyendo uno nuevo con hora de cierre y diciéndole adiós. Huyendo una vez más de mi mismo para que algo o alguien me regale otro momento. Otro momento que me recuerde que infinito y eterno sólo soy yo.

Volveré con ganas

Gracias, gracias por quererme siempre de vuelta, por hacerte a mí y a mis movimientos. Gracias por soportarme de nuevo cada día y no ponerme un pero. Te quiero.

Acabo. Me meto en ti y tirito. Sueles estar muy fría y a los diez minutos alcanzas mi temperatura, o yo la tuya. Adoro esos diez minutos. Del frío a la paz. Frío y me río, y me acurruco cual bicho bola. En breve me sobrarán las plumas porque no habrá tanto de lo que protegerse, empezaré a despojarme de lo que me sobra y culminaré mis obras, las de siempre, las de cada noche, nuestra citas con las palabras.

Mi cama

Sigue leyendo

Un globo rojo

¿Por qué siempre apareces al principio de mis textos y al final de mis días? ¿Por qué me llenas tanto si no estás? He conducido de noche y me he puesto a pensar en ti, en el tiempo que llevamos sin vernos. Lo hago a menudo pero anoche, justo cuando intentaba acertar a concretar la cifra de meses, un globo rojo bastante grande rozó la luna delantera de mi coche, de frente, justo delante de mi mirada y en medio de ese pensamiento en ti. Y no pude evitar sonreír porque el rojo fue siempre tu color favorito y porque jamás habría pensado que un globo rojo podría impactar contra mi coche en plena M40, en noche cerrada y carretera vacía. ¿De dónde vendría? ¿Eras tú? Sería bonito pensar que eras tú.

Globo rojo

Sigue leyendo