Aún no ha empezado el día más largo

Esto es fácil. O no. Pero hazlo. Jamás te perdonaré si no lo consigues y doy por hecho que nunca dejarás de intentarlo. Piensa. Te he visto tan alto que me siento ridículo escribiéndote desde aquí abajo. Mírate. Vimos tanto en ti que ahora dudamos. ¿Qué ves tú? Admiré hasta tus defectos por lo bien definidos que estaban y temo que en tu espejo veas tu sombra y no aparezcas tú. Te deshaces. Brillaste por encima de mis posibilidades y ahora que te veo a media luz te pregunto alto, claro y sin tapujos: ¿te vas a rendir? Dime que no y yo sigo. Dime que no y te espero, pero no aquí, sino al otro lado. Búscame donde aprendí de ti que la vida es el contexto y vivir es el pretexto, que la vida es el regalo y siempre es mi cumpleaños. Encuéntrame donde absorbí tu magia que ahora sangra. Hemorragia, dudar te deshace y dudo que seas consciente de lo mucho que nos cuesta ver lo que eres, lo que eras, todo lo que puedes llegar a ser. Vuelve y sé, sé tu mismo. Activa el mecanismo de tu metabolismo y vuelve a inspirarme. No fue un espejismo.

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¡Buenos días mi vida!

¡Ey! Espero que hayas dormido bien. He salido antes de lo normal porque intento no ser normal. Ya sabes, tú mereces lo mejor y te lo quiero dar. Siento si me he movido mucho, sé que lo he hecho. Pero sé que sabías que lo iba a hacer. Y que seguiré haciéndolo. Soy culo inquieto y entiendo que a veces se hace difícil vivir conmigo. Pero ahí sigues, inocente y suave, con lo mala que puedes llegar a ser y has sido. Dormida te veo débil y confieso que escribo esto mirándote para sentir que te manejo como siempre he soñado hacerlo. Eres mía y te domino, trato de dirigirte a mil destinos y sueles enseñarme más de lo que estoy dispuesto a aprender. Algún día cambiaremos. Algún día querré saberlo todo y pasarás de mi. No siempre pasan cosas, no siempre latimos acompasados. Pero estamos vivos y nos hacemos compañía. Hasta que la muerte nos separe.

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